KANDINSKY: PINTOR DE ESENCIAS



Kandinsky logra plasmar en su obra los principios fundamentales de la fenomenología. Descubre esencias, las mira y las pinta. Al igual que Heidegger, nos invita a destruir la forma, la máscara metafísica. 

Quien soy?...🌱
No en la idea. No en el concepto. No en la forma. Quién soy EN ESENCIA? Quién soy en lo profundo? Cuál es la verdadera "necesidad interior" que me define? Cuál es mi sustancia espiritual?...✨

Pues quien logra ver esencias, todo lo ve, todo lo intuye, todo lo sabe, todo lo conoce. Y vive feliz porque habita en la máxima de las libertades: la superación de toda forma, de todo nombre, de toda subjetividad, de toda categoría. 💥




 

Comentarios

  1. Ana María Benavides)

    Las máscaras son objetos que ocultan la verdadera identidad del individuo, funcionando como interfaces entre nuestro ser auténtico y el mundo exterior. No obstante, estos objetos no son completamente tangibles en el sentido tradicional, sino que operan como construcciones sociales y psicológicas que adoptamos consciente e inconscientemente. La gente utiliza estas máscaras como mecanismos de adaptación y protección, buscando la aceptación social y la navegación exitosa de las complejidades de la vida en comunidad.

    Sin embargo, existe un fenómeno fascinante: hay momentos en los que la línea entre la máscara y el individuo se difumina tanto que surge una crisis de identidad. La persona ya no puede distinguir con claridad dónde termina la máscara y dónde comienza su verdadero ser. Este dilema nos lleva a una pregunta fundamental que ha intrigado a filósofos durante milenios: ¿quién es uno realmente?

    La profunda máxima socrática "Conócete a ti mismo" emerge como un faro de sabiduría en este contexto. Nos invita a emprender un viaje introspectivo que va más allá de las capas superficiales de nuestra personalidad, atravesando las múltiples facetas del individuo para reflexionar sobre nuestra trayectoria vital: lo que hemos sido, lo que somos y lo que aspiramos a ser. Este proceso implica un ejercicio consciente de contrastar nuestros deseos más profundos y auténticos con aquellos que hemos adoptado para complacer las expectativas sociales.

    La esencia única de cada individuo clama por ser explorada y manifestada en la realidad. Esta expresión auténtica es crucial para evitar que nuestra alma se vea reducida o constreñida por las expectativas y normas sociales. Sin embargo, este proceso de autodescubrimiento y autenticidad inevitablemente genera tensiones. Surge un conflicto fundamental entre nuestros impulsos más genuinos y las demandas del mundo exterior, entre nuestra verdad interior y las expectativas sociales que nos rodean.

    Esta batalla entre la autenticidad y la conformidad social representa uno de los desafíos más significativos de la existencia humana. Los deseos internos, aquellos que emergen de nuestra verdadera esencia, frecuentemente se ven limitados o modificados por las exigencias del mundo exterior. La verdadera lucha, por tanto, se libra en el espacio entre nuestra esencia más auténtica y las estructuras sociales que intentan moldearla.

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  2. Kandinsky, al igual que Husserl, busca las esencias, despojándose de lo superficial para captar aquello que subyace al mundo visible. En su arte, el color y la abstracción actúan como una reducción fenomenológica que revela verdades universales, mientras que su enfoque heideggeriano destruye las máscaras metafísicas para exponer el ser en su autenticidad.

    La destrucción de la forma, más que un vacío, se plantea como una apertura hacia la esencia. Este gesto coincide con el desmontaje heideggeriano de las interpretaciones que ocultan el ser auténtico. En Kandinsky, romper con las tradiciones artísticas miméticas no elimina el sentido, sino que lo profundiza, permitiendo una expresión más íntima y esencial. La verdadera libertad, entonces, radica en superar las categorías impuestas, habitando plenamente nuestra sustancia espiritual.

    La pregunta "¿Quién soy en esencia?" es un llamado a conectar con lo más profundo de nuestro ser, con esa "necesidad interior" que trasciende lo conceptual y lo formal. Como Kandinsky sugiere, ver las esencias no sólo es comprender, sino vivir con una claridad que abarca todo. En esta alineación entre lo esencial y lo vivido, encontramos una libertad radical que no depende de circunstancias externas, sino de nuestra conexión con lo más auténtico de nosotros mismos. Así, arte y filosofía se convierten en caminos hacia una existencia más plena y significativa.

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    1. Y por eso no me identifico con ninguna de esas formas, sería limitarme al arte de alguien más, a algo ya impuesto.

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  3. "Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer", es una celebre cita de Picasso.
    Las palabras del pintor nos revelan con toda sencillez una verdad: los niños y las niñas tienen la libertad de ser sin la plasmación que viene del mundo. Crecer, en esta perspectiva, es ponerse entre unas cadenas que parecen necesarias, y por esto muy difícil de romper.
    Cada mundo que vivimos es una construcción, está dominado por convenciones que nos imponen cómo hay que mirarlo. Para muchos y muchas ingresar a la edad adulta signifíca aceptar entrar en esta jaula, dejando atrás todo lo que no se puede nombrar.

    Sin embargo, es importante acordar que lo que no puede tener nombre, forma, categoría, tiene una fuerza distruptora. Quien puede jugar entre los dos planos, las personas que tienen las llaves para librarse de sus cadenas, pueden mirar al mundo desde la curiosidad, buscando una verdad en ello que va más allá de los simbulos acceptados por convención.

    No se habla aquí de anarquismo, sino de una libertad más profunda, que tiene que ver con el espiritu, con la esencia intima de cada uno y de cada una. Quien se siente felíz en su jaula se está mentiendo, porqué la verdadera luz está afuera. El papel de quien supo romper su prisonía es poder traer su luz a quien quiere acojerla, invitar a todos y todas a reconocer las imposiciones que se ponen para mirar al mundo cómo lo puede hacer un niño.

    Es importante subrayar que no se trata de ser infantiles, sino de ser bastante maduros y maduras para poder acoger en todas las etapas de la vida la maravilla que tuvimos en los primeros años de nuestra existencia en este mundo, lo cual tiene infinitas posibilidades de ser amado.

    Cada humano es infinito, es un universo de posibilidades, y esto nos da la posibilidad de ver que todo lo existente también es infinito, no hay categoría que puede encerrar esta verdad.

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  4. Laura Medina
    Hay una necesidad Intrínseca en el hombre de categorizar, de entender el mundo de manera verbal, en un razonamiento sistemático, olvidando que esto sólo es una parte de la vida, que somos un un ser multidimensional que no podemos definir toda la existencia en meros conceptos y formas, la palabra quiere gobernar sobre todo el conocimiento de la existencia y como lo hemos podido notar se queda corta y llega a supuestos diferentes en cada autor en cada referente pero siempre son eso; supuestos incompletos intentando descifrar esta compleja realidad.

    Qué difícil es decir quién soy en esencia o cuál es la esencia de algo, la esencia es esto inefable de lo que sólo conocemos el fenómeno, la esencia es una experiencia viva que es imposible comunicar descifrar o en capsular en un concepto que no deje escapar nada, pues la esencia sólo se puede sentir en la experiencia de compartir con el otro, en el sentimiento que esto produce, en la contemplación profunda sin mancha del verbo o en la experiencia estética.

    El arte y la abstracción busca deshacerse de esa supremacía de la palabra, busca expresar la esencia de otra forma, una forma más vivida más contemplativa, es otra forma de abordar las grandes cuestiones que no los acechan diariamente, es una forma de tramitar estas preguntas trascendentales sobre el amor, la vida, la libertad, pero sobre todo es un proceso de auto exploración, me implico en todo lo que pinto, en todo lo que hago y me conozco a través de esto y el proceso creativo me ayuda un poco acercarme a la respuesta de quién soy yo en esencia.

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  5. La gran magia, la gran posibilidad y puerta de la filosofía es la garantía de vivir con unos ojos nuevos, con una mente y conexión hacia el mundo totalmente renovadas. Implica el abandono de un suelo pavimentado y rígido en el que la forma y la categoría interactuaban entre sí para dar cuerpo al entorno, separando totalmente a la persona de todo lo demás, pero siempre apuntando hacia lo externo. El cambio empieza por una introspección, con la pregunta por el “¿Quién soy?”, la búsqueda de la esencia más pura y simple que comprende la libertad desde la cercanía y un primer plano experimental.

    En un mundo donde todos nacemos como tortugas buscando llegar a la orilla por inercia en busca de algo nuevo sin importar los riesgos, el sentir del camino guiado por las olas dependerá de una elección. Pienso que más allá de sentirme identificada con este animal, todos podemos comprendernos desde este sentimiento de llegar a un mundo ajeno y enfrentarnos a lo desconocido, de tomar decisiones conforme las olas nos llamen más la atención, y una de esas olas es, precisamente, esta perspectiva de querer ver más allá de lo superficial que expresa Kandinsky con sus obras. Una representación de un nuevo mundo en el que no somos un todo, sino que se valora a profundidad el individuo, como el estudiar a cada tortuga con su ola favorita.

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  6. Luisa Alzate

    En el afán del mundo, el hombre no tiene conciencia y conocimiento de su verdadera esencia o identidad; gracias a eso se ve impulsado a buscar su identidad partiendo de etiquetas, es aquí en donde la identidad de las masas se asume como propia, generando a su vez un mayor control social del sistema tanto económico como político. El comprender el mundo esencialmente como es, dejando la vista esquemática del mundo, da como resultado una mayor apreciación sobre la belleza del mundo encontrando el sentido profundo que poseen las cosas y uno mismo.

    Enlazando esta perspectiva con la máscara metafísica, me parece interesante verlo desde su origen en el teatro griego, pues aquellos portadores de mascaras se les llamaba hipócritas, con esto se comprenden, a los hipócritas como la negación a la esencia propia por un personaje que interpretar, en la actualidad se podría ver como la necesidad de hacerse un personaje para encajar en la sociedad, dejando de lado la esencia propia.

    El problema de esto es cuando la mascara se incrusta en el ser y perdemos todo recuerdo o rastro de lo que somos en realidad, cuando terminamos completamente alienados; aun así, es posible salir de esto identificando las cosas no desde una perspectiva organizacional, como la matemática o supuestos convencionales, sino desde lo que realmente es, viéndolo desde una abstracción que nos representa el objeto o la sensación, tal como lo hace Kandinsky en sus obras.

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  7. Debo decir que, en mi búsqueda constante, siento que descubrir mi esencia es como tratar de pintar el viento: difícil, esquivo, pero profundamente necesario. ¿Quién soy en esencia? No es una pregunta fácil ni una que tenga una única respuesta. Creo que esa “necesidad interior” de la que habla Kandinsky me llama a descubrirme una y otra vez. Cada vez que pienso haber llegado a mi centro, descubro algo nuevo. Y quizás ese sea el verdadero viaje: no encontrar una respuesta definitiva, sino tener el valor de buscar constantemente.
    Tal vez lo más complejo para el ser humano sea despojarse de las máscaras que ha llevado durante tanto tiempo. Nos aferramos a ellas porque nos protegen y nos definen ante los demás, viviendo en un constante estado de ambigüedad, pero también nos alejan de quienes realmente somos. No podemos permitir que la máscara nuble nuestro verdadero ser, borrando recuerdos y sentimientos que nos definen. Aunque desprenderse de ellas sea doloroso, es el único camino para vivir con transparencia y, sobre todo, para llevar una vida auténtica, como cuando éramos niños.

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  8. Es curioso como al ver el documental de los animales del mar me sentí identificada con el Pez sargazo natural siempre cerca a la superficie con un color cercano al naranja, pero mucho más claro estando quieta, esperando a poder casar esas presas que en en mi esencia se han vuelto el propósito de mi vida. El mismo despertar ir cumpliendo cada una de las tareas si ponen parte de mi esencia de que quiero hacer hoy, lo que quiero hacer después y después de después. Es curioso como esta pregunta de quién soy siempre está vigente independiente de la época, de la edad, del género, siempre nos obliga a ver más allá de la superficie; más allá de las ilusiones y mirar tan dentro. Una vez me preguntaron ¿Qué es aquello que si me quitaron haría que dejara de ser yo? y solo pude pensar en mi espiritualidad y siento que es mucho más, para que realmente deje de ser yo… también deberían quitarme mi curiosidad y mi creatividad. El “¿quién soy?” se vuelve una pregunta que me conecta con el pasado, me ubica en el presente y a veces me jala hacia un futuro un pasado que así que ahora sea en el presente y un presente que siempre quiere trabajar para un futuro. El suspiro de mi ser queriendo decirme que deje de correr y me detenga a pensar dónde es que realmente habitó, con quién soy realmente yo y cuando me moveré según las vibraciones de mi esencia. Vemos formas en todas las cosas: en la música, en las emociones, en el aire, en el sin formas de las mismas nubes, en las estrellas estáticas en el cielo, en las cosas en una habitación oscura y vemos formas en los demás que siempre están en constante cambio. Todos estos están en constante cambio, en posible reinterpretación, en una posible segunda mirada que cambia totalmente la primera y mientras trato de ver el mundo desde mi esencia y vivirlo según mi verdadero ser, soy un pez sargazo que siempre aparenta estar despeinado y tiene que hacer silencioso y esperar entre las algas y familiarizándose con su hábitat.

    Marylin Velandia

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