Otra gran separación queda resuelta cuando decidimos mirar las Monulas y el nuevo habitar que proponen en Chen del Llerel: Se une el tiempo y el espacio en un sólo vínculo de belleza. No hay aquí sin un ahora. No hay tiempo sin espacio. No hay lugar sin tiempo. Las Monulas quieren que nos despojemos del afán de huir de lo que somos. Siempre huyendo hacia otro tiempo, hacia otro espacio, hacia otros seres. Negando lo que somos, añorando ser otros. Haciendo todo lo posible por cambiar frenéticamente nuestra vida, nuestro rostro, nuestro cuerpo, nuestro instante. Insatisfecho de lo que soy, del lugar en el que estoy, del tiempo en el que estoy. Se huye entonces del tiempo. Demasiado viejo. Demasiado joven. se huye del espacio. No este el lugar que me merezco. No es esta la vida ni el espacio que me corresponde. División Ruptura. Crisis. Angustia. Mirada Medusa. El ser humano actual ya casi nunca logra vincularse verdaderamente con su espacio corporal ni se fusiona pacificamente con su tiempo. No ama lo que es ni donde está.
¿Quieres mirarme? Es decir, ¿Quieres apreciar y vincularte con la belleza de tus texturas en el aquí y el ahora? ¿Quieres experimentar la belleza del tiempo en el espacio en este mismo instante en el que aún existes? ¿Quieres habitar con las Monulas, con las texturas que en este preciso instante te rodean y te acompañan existiendo contigo y para ti y gracias a ti y desde ti?
El huir de nosotros se vuelve cada vez más normal incluso en cosas cotidianas. "Si yo viviera en otro país, otra región ,etc". Estas Pequeñas cosas nos hacen ver cada vez más normal el fantasear con estar en los zapatos de alguien más siendo incapaces de encontrar nuestro lugar y nuestro centro: el sitio de donde podemos partir a cualquier dirección sin negar el tiempo donde pertenecemos. Este vínculo tan grande es muy difícil de alcanzar. aún así, se vuelve cada vez más claro pensando sobre tu estar en: el aquí y el ahora. Y es que dónde irás partiendo de tu yo de ahora.
ResponderEliminarAhora, Todos queremos ver y entender las monulas que nos rodean y que nos hacen reflexionar sobre nuestro entorno o lo que somos. Tamvién, ver lo bueno que nos pasa, lo que tenemos y que en otros tiempos quizá hubiera sido inimaginable. Así mismo, lo que estamos construyendo con nuestras manos y esfuerzo. Es preciso dejar de desear lo que otros tienen o lo que podríamos tener en esos futuros perfectos que nos repetimos mentalmente; es mejor comenzar con la belleza que nos rodea
Siempre se desea lo que no se posee, pero ¿cuándo comienza a amarse lo que ya se tiene? El vivir en un mundo de apariencias hace que siempre estemos observando en un deseo constante todo aquello que no somos, aquello que está vacío y no tiene la capacidad de contener siquiera una parte de nuestro ser. Y es que la forma en que deseamos llenarnos de lo otro hace que se desdibuje todo cuando hemos poseído y sido en lo que llevamos habitando este mundo. Siempre queremos ser otro, tener lo otro y hacer lo otro, pero no queremos seguir siendo lo mismo en un constante perfeccionamiento de lo que se tiene. Siempre lo que se desea son adornos, máscaras y capas de cobertura que no permiten que se observe lo que debería ser importante, lo de adentro.
ResponderEliminar