LAS MONULAS COMO CONTEMPLACIÓN ACTIVA






Quieres mirarme nuevamente?, preguntan las Monulas.

Y al decirles si!! Si quiero!! Quiero mirar!!, contemplo la textura desde mi visión activa. La mirada es ahora una decisión. Las Monulas son visión activa. Y en un acto dinámico el ser humano y su ojo perceptivo ( sus cinco sentidos) se vuelve semejante a lo que mira.

Las Monulas nos invitan al mimetismo sustancial entre el ojo y las esencias.

Las Monulas son el ojo que ve y hace ver. El ojo que mira y se mira. El ojo que nos mira, invitándolos a elegir activamente nuestras propias texturas. Nuestra propia belleza. Nos invitan a alegrarnos en la cotidianidad dinámica y renovadora, ya no de las formas, sino de las esencias, siempre nacientes y renovadoras.

 

Comentarios

  1. Este es un tema bastante interesante para la actualidad porque nos habla acerca de la contemplación que día tras día hacemos de todo lo que nos rodea en diferentes contextos, ambientes, con distintas personas y asimismo situaciones; siempre que vemos bien sea a la misma persona u objeto decimos y pensamos que está igual quizás porque no hemos tenido la delicadeza de ver sus nuevos detalles, como ha florecido o al contario se ha marchitado, no vemos mas allá de lo que se nos muestra exteriormente, de nuevo consideramos que solo esto es lo que puede juzgarse y asimismo lo hacemos; mirar o contemplar algo debe ser constante para justamente caer en cuenta de sus nuevos matices, colores, formas, texturas, sentimientos por qué así jamás dejaremos dejar morir la expectativa, la curiosidad, los nuevos detalles y como ha florecido en poco o mucho tiempo aquello contemplado.

    Las texturas que hemos tenido a la mano tal vez desde que empezamos a existir quizás a estas alturas ya se nos hacen iguales porque esa costumbre de siempre verlas, olerlas, tocarlas ha hecho que pierdan su magia y por consiguiente el valor que debemos darles desde lo interior, reinventarse como ahora se dice no es solamente innovar desde un nuevo campo también invita a cuidar los que ya hemos construido de tiempo atrás y decir que cosas o características puede tener en este momento; conservar algo es de igual forma darle un sentido cada día no quiere decir que su esencia va a cambiar porque esta siempre permanecerá mas bien es valorar aún mas por el hecho de que produce en mí un sentimiento o visión que no había experimentado.

    ResponderEliminar
  2. La contemplación activa se percibe en la belleza de lo que me rodea. Pero, esta contemplación consiste en volver a observar lo que siempre nos ha rodeado. Este acto es un observar con ojos nuevos, consiste en ver la belleza en cada rincón, consiste en ver la imperfección, pero contemplando un todo que sin eso, no lograría ser lo que es.

    La belleza es un nuevo mirar que observa todo y acepta que con cada perfección y con cada imperfección, se obtiene lo que se percibe.

    ResponderEliminar
  3. Considero que lo especial en la mirada es aquello que tiene que ver con la transformación. Pues cuando se tiene una mirada especial con el mundo y con el propio espejo, deviene necesariamente una transformación para el yo y para el otro y lo otro. Así pues, cuando se mira la realidad con aquella visión contemplativa se tiende a impactar las esencias de las cosas, impactándolas con nuestros propios sentidos y vivires. Por eso, el filósofo debe mirar el mundo no como distraído o despreocupado, sino con una especial tendencia a lo que ama y a lo que su sentido y vivencia ha sido fuertemente impactado, y allí, dejar su paso y su memoria en las cosas y personas que ha conocido.

    ResponderEliminar
  4. EL ejercicio de detenerse y mirar, contemplar las esencias puras de las cosas, hacen que mi ser se deleite en las texturas, monulas, de las cosas y disfrute sus mensajes. Ver el fuego ya no es solo ver la llama, es percibir los colores que la componen, el calor que emana de ellas, la danza que surge por el oxigeno. La mirada es sensación.

    ResponderEliminar
  5. Se suele ignorar las verdaderas formas de las cosas, se suelen tomarse por simples cosas del mundo. La relación entre el sujeto y el mundo es por mera utilidad. La mirada del sujeto es vacía, no hay conexión. Pero cuando, la mirada del ser, que es percepción íntima que me acerca a las cosas que me muestran sus nuevas texturas, nos demuestran que nos muestran la belleza del mundo que nos rodea y nuestra propia belleza. Las monulas nos invitan al ver el mundo de una forma íntima.

    ResponderEliminar
  6. la invitación de dejar de ver como mera técnica vacia e insuficiente a las cosas, como meros objetos desechables o actividades sin importancia y tortuosas, toca verlas desde esa belleza que son, la técnica de hacer y admirar cualquier cosa con los ojos con el objeto para poder admirar, tal vez hasta quedar estupefactos ante el menor movimiento de la mano de un artesano haciendo un juguete “sin importancia” para el mundo tecnico vivir bien es vivir en el momento y poder admirar la técnica y la belleza de todo lo que nos rodea.

    ResponderEliminar
  7. También son una base para nuestra interpretación ¿qué me hace sentir cuando la miró? ¿Qué me transmiten estas monulas? Precisamente, tomar nuestra perspectiva y hacer una mirada general a cada textura. El comprender por qué puedo ligarla a mi entorno y si le he tomado en cuenta.

    Nosotros Somos personas que dan por hecho tener todo y jamás nos hemos detenenido a pensar tranquilamente en lo que tenemos. en lo que me ayuda, porque sigo teniendo. El hacernos estás preguntas es algo fundamental: lleva a pensar activa y constantemente sobre mis alrededores , sobre mis propias texturas , alzar la mirada y decir "este es mi hogar y yo lo he construido con lo que soy , lo que me gusta y no solo lo que me conviene" Es necesario analizar e incluso criticar para saber qué estoy haciendo bien o qué estoy haciendo mal. finalmente invitarnos a mirar no es un simple: está linda o tiene razón. Se trata de: pensar ,comprender, debatir y ser juiciosos a la hora de ponernos en el ejemplo.

    ¿Realmente las he logrado mirar? Porque aceptar está invitación nos hace tomar ese tiempo y decir: lo entiendo. esta conexión que tenemos no es sólo por una monula si no por lo que yo siento, lo que para mí significa que aunque para muchos sea aceptable o no , ese es mi ser.

    ResponderEliminar
  8. Había una vez una pequeña que trataba de verse en los espejos, pero no se encontraba. Los reflejos que veía eran sólo la extrañeza de alguien que no sentía. Pero igualmente sin reconocerse su camino seguía, pensando que aquello era porque era lo que veía.
    Un raro día comenzó a escuchar voces "¿quieres mirarme?" decían, su alrededor y su cabeza llenaban, nunca paraban y a la niña desesperaban hasta que ataques desataban, en los que ella con sus propias manos, las capas de sí arrancaba porque sentía que aquello las calmaba.
    Hasta que en uno de esos ataques la pequeña en un charco cayó y sin las capas restantes terminó. Las voces por fin se callaron, confundida comenzó a pararse, pero al mirar su reflejo en el agua del charco se detuvo. Era impresionante su reflejo, porque por fin era ella, por fin se sentía, por fin se reconocía. Entonces por fin comprendió a las voces, eran su bella esencia lo que oía.

    ResponderEliminar
  9. Se pasan los días de una manera monótona sin percatarse en lo que nos rodea convirtiendo esto en un paisaje estático a lo largo de la vida, sin apreciar lo que nos puede mostrar.
    Si nos salimos de esa monotonía y empezamos a fijarnos en lo que nos rodea podremos notar que aquello que vemos todos los días tiene más para mostrarnos que lo que creemos, una flor que se cruza en nuestro camino pasa de ser algo más del paisaje a algo que nos puede deslumbrar, llenando el día con algo de alegría, es así como el contemplar las cosas más allá de la simple vista cotidiana nos lleva a comprender mejor lo que nos rodea y a nosotros mismos. (sv)

    ResponderEliminar
  10. Por Brayan Patiño,
    El ver es una capacidad que tenemos los seres humanos, pero, nos hemos dejado guiar por lo superficial y no trascendemos a lo esencial. Hoy día el hombre mira como cualquier animal, con el fin de encontrar en su entorno la satisfacción de las necesidades. Per, esa no es la verdadera percepción a la cual estamos llamados, necesariamente tenemos que dejar de guiarnos por lo que superficialmente me hace feliz e inmiscuirnos en lo que es realmente bello para el ojo del ser.
    Por eso, la mirada superficial no importa, la verdaderamente importada es la mirada del ser, y como posibles actores en la fotografía debemos cuidar ese ser, que cuando nos observen vean en nosotros una verdadera proyección de la felicidad.

    ResponderEliminar
  11. Diana Carolina Gutiérrez Valcarcel.

    Me siento identificada con el caracol cono y su disposición al querer mirar las cosas que le rodean pacientemente. Desde lo cual también surge una mirada orientada con mucha disposición a ser entrenada, puesto que de no ser así el caracol no podría sobrevivir, ni yo tampoco. El surgimiento de lo bello en esa criatura tan peculiar que se mueve por las profundidades del mar, se da a partir de la observación que se puede obtener de él. El hecho de mirarlo permite ver sus minucias y lo que pueden significar, encontrando así la verdad oculta dentro del fenómeno y no una verdad impuesta por otros.

    Algo curioso de ese animal es que en las situaciones de peligro en las que se encuentra focaliza toda su atención en el objetivo y se esconde para atacar y quizá pensándolo bien es eso mismo lo que yo hago, estableciendo una relación entre mi mismidad con las cosas que miro. Eso abre la puerta a una conciencia del habitar que veo muy reflejada en el caracol cono pues dispone de su lugar para vivir, estar atento y esperar al cambio. Lo cual me lleva a pensar que en ese estado de paciencia que tiene el caracol lo puedo enlazar con la actitud paciente que a veces tengo y desde la cual hay una conciencia de mi surgir y de mis cambios, pero que contempla el surgir de los otros y sus cambios.

    Además el hecho de mantener esa actitud contemplativa y de apertura constante al mundo circundante permiten que se de el surgir de lo bello, la cual propicia un ambiente ameno y cálido para establecer una relación personal y con el entorno. Por eso, encuentro en todo lo que mencioné anteriormente el surgimiento de lo bello que se da desde los pequeños detalles y acciones. Un punto de convergencia entre el caracol cono y yo, es ese habitar desde el amor y la calma, que devienen en lo más valioso y es que uno pueda tener conciencia del mundo para poder estar en él, amarlo y dejar ser a los demás por cuanto uno mismo se deja ser.

    ResponderEliminar
  12. Yo me identifico con el rape de profundidad o rape abisal. Porque a pesar de que para muchos no sea un pez atractivo a la vista, es uno que vive su vida como sabe hacerlo, siendo él mismo, y es a partir de esta fealdad, o supuesta fealdad, donde nace lo bello en sí mismo porque no necesariamente lo bello tiene que tener colores exuberantes o grandes técnicas de pintado o composición sino que ante todo está la autenticidad del ser, el cómo este expresa su interioridad frente a los demás. Y es curioso que este animal, que puede llegar a generar desagrado a un ojo común, tenga algo tan exclusivo como el de portar y emitir su propia luz a partir de unas bacterias bioluminiscentes, algo que muy pocos animales tienen pero aquellos que lo tienen generan un espectáculo inusual y es que el hecho que otros organismos sean los que le permitan emitir esta luz, que en términos biológicos se denomine simbiosis (sýn: juntos; bíosis: vivir), significa que lo bello, para poder surgir, también se necesita de los otros, así como yo necesito de mis amigos para tener compañía y conversar sobre diversos temas, como cualquier ser humano que necesita del otro para poder también formarse a sí mismo, al igual que el quehacer filosófico, que se va formando junto con la amistad, de ahí esa relación tan especial entre la misma filosofía y la amistad porque se vive en el instante, en el aquí y en el ahora, lo que permite darle un sentido a la vida misma.

    ResponderEliminar
  13. La platija, con una peculiar transformación, es el pez con el que mejor me puedo identificar. Lo curioso de estos peces es que nacen con una simetría bilateral, es decir, un ojo al lado izquierdo y otro al lado derecho. Común a la mayoría de peces. Sin embargo, al ser un pez plano o pleuronectiforme, vive recostado en el fondo del mar. Es por esto que sus ojos se adaptaron para estar situados en el mismo punto de la cabeza. En su desarrollo, uno de los ojos se va desplazando para unirse con el otro.

    Siento que, al estar relacionada con los audiovisuales, especialmente el documental, la mirada se va transformando. Se vuelve más atenta, detalla las cuestiones pequeñas. El ojo se convierte en el espíritu que va escribiendo con cada plano marcado. Así sobrevive el pez, especialmente por sus ojos intuitivos, igual sucede con un documentalista. Además, la mirada atenta también se pregunta por el punto de vista en el que ha de ubicarse. De allí que la paciencia también se perciba en la similitud entre el pez, la mirada y los audiovisuales.

    Lo bello en mí surge a través de la mirada, a veces empeñada en atrapar momentos mentales, a veces usando un aparato externo, un lente, a veces cerrando los ojos. Pero, ante la presencia de momentos que se pierden en el tiempo, la memoria y unos ojos, son los únicos con la capacidad de imprimir aquello que día a día me va constituyendo.

    Marian Alfonso

    ResponderEliminar
  14. En esta entrada podría ubicar aquel objeto con dimensión moral que me enseña algo.
    Sin embargo. ¿Qué objeto es este? Es la cámara fotográfica ¿Y Porque en esta entrada? porque incluso la cámara permite un tipo de contemplación, no diría que activa pero, sí continua.
    La cámara, en principio me enseña a mirar al mundo, y me invita a darle nuevamente un vistazo gracias a las fotos que puede llegar a conservar. Gracias a la cámara se puede regresar la mirada a la sustancia y responder nuevamente a la pregunta de: ¿Quieres mirarme?
    La cámara nos invita a revivir nuevamente las texturas, mirarlas nuevamente y a pesar de no renovarlas abre la posibilidad de ver cosas nuevas en ella.

    La cámara finalmente enseña a atrapar aquellos momentos fugaces, observarlos, guardarlos y retratarlos. Quizá evita la belleza dela inmediatez pero, abre la puerta al posible y centrado analisis de las texturas :)

    ResponderEliminar
  15. Encuentro una relación entre arqueología, fenomenología y prehistoria desde la comprensión de la mano o lo manual. En la prehistoria, las manos han permitido un acercamiento al mundo y lo otro desde la propia carne. Han construido culturas. Han experimentado amores. Y definitivamente, allí, en esa mano primitiva, está lo sagrado, una disposición ante el mundo desde donde surge lo bello. Los rastros que han dejado estos hombres de mirada manual han estado expresados en los diferentes elementos que llevan sus marcas. En el Museo del Oro, por ejemplo, algunas piezas de orfebrería muiscas aún conservan las huellas dactilares de aquellos que las crearon. Ciertamente, la tierra, especialmente el oro, tenía un significado diferente. Sagrado. Y esto hacía parte de su cotidianidad.
    Ahora, si bien el trabajo dentro de la arqueología se centra en investigar estos objetos antiguos para interpretarlos, lo cierto es que a esta “mirada de medusa” tal vez le falte un poco de fenomenología. Este camino transversal fenomenológico permite resignificar cada experiencia y con esto, el significado de unas huellas en unos aretes de oro se convierten en la imagen creadora. En la imagen que siente cómo la vida puede ser explicada desde la materia. Se transporta al momento de creación. Busca la carne, se pone en disposición de comprender las causas que llevaron a plasmar lo sagrado con las manos. Se dispone a buscar cómo pudo surgir lo bello.

    Marian Alfonso

    ResponderEliminar
  16. El objeto que me ha dejado una dimensión moral muy significativa durante los últimos años es sin duda el género musical del metal. Cuando lo descubrí, por el año 2016, yo estaba viviendo un problema personal y emocional típico de un adolescente y tanto el mensaje que comunicaba como la forma de hacerse me impactó tanto que por más que ya no quisiera volver a escucharlo porque todavía creía que era la música del diablo, siempre volvía a él, como si de verdad fuera un lugar hecho para mí.

    Y es que el metal tiene algo que atrae en gran medida y es ese llamado a la libertad, a la auto-observación y a la crítica de todo lo que te rodea. Si somos objetivos, cualquier género musical puede dar a experimentar todas estas sensaciones y emociones, pero fue con el metal con el que yo lo pude encontrar y así poder allá un camino el cual yo quería y en el que me siento bien conmigo mismo, desligándome de gran parte de lo que otros dicen, quieren y esperan de mí, porque el metal enseña a ser auténtico en el sentido de que tú eres el único que es capaz de llevar tu vida y de darle un sentido. El hecho de que esta música sea compuesta de tal manera que retumbe en las paredes y en el propio cuerpo, que pueda llegar de sesiones extremadamente rápidas con una buena base de adrenalina hasta meter riffs lentos, poderosos y crudos, que sea ya de por sí tan variada y de que trate normalmente de temas fuertes y polémicos, es una evidencia de que la estética no necesariamente se puede encontrar en la típica idea que se tiene de arte o en este caso de música, en donde la belleza se ve en una adecuada armonía y en una melodía que esté acorde con el gusto adecuado del oído; no, el metal encuentra la belleza por medio de la fealdad: satanismo, violencia, problemas mundiales, sociales y personales, depravaciones, nostalgia, depresión, etc, todo ello es una amalgama que muestra el lado más oscuro del ser humano pero al mismo tiempo el más auténtico porque sabe que en él no sólo existe la bondad sino también la maldad, quizá la más absoluta, de la que nadie quiera hablar, pero que está ahí. El metal desvela esa oscura verdad de la interioridad humana y la da a conocer de una manera igualmente demasiado humana, tan humana que es bella por sí misma porque te hace dar cuenta que el mundo no es como "debería ser", que los ideales se esfuman cuando de verdad eres arrojado al mundo y te someter a vivir en el. Por eso el metal me enseñó a valorarme como ser humano, a saber que no puedo seguir dependiendo de lo que otros hagan de mi sino que también debo ser alguien que goce de mis propias experiencias y del mundo mismo.

    ResponderEliminar
  17. Existe una relación substancial entre fenomenología, prehistoria y arqueología, y es el aprecio casi infinito al espacio propio, de las cosas que me rodean y de todo lo que yo puedo reflexionar sobre ellas para llegar a un sentido dirigido hacia la vida. La fenomenología versa sobre el conocimiento del fenómeno tal cual es, de cómo éste se me presenta y cómo soy capaz de darle un sentido y guiar mi vida; en la prehistoria, el hombre primitivo, al no estar sofocado por la presión de la mentalidad meramente técnica, de progreso y retribución de la actualidad, vivía cada instante como si fuera un momento de plena gratitud con la vida, contemplando todo lo que le rodeaba incluso aquello que lo podía matar y aquello que mataba, pues, aún así lo respetaba, siendo a partir del respeto al entorno en el que vives la vida en donde encuentras la belleza interior de las cosa incluso de las más simples como lo puede ser una rama o una roca; y por último, la arqueología, esa ciencia que estudia los restos materiales de la antigüedad y los cambios producidos a lo largo de las sociedades para saber qué significaban para ellas, y más si aquello dejaba una huella sobre los demás las futuras generaciones; inclusive, el trabajo del arqueólogo siempre es averiguar el sentido de esta vasija, de esta columna, por qué está hecha así, por qué la quisieron hacer así.

    En definitiva, esta filosofía, este época de la de la humanidad y esta ciencia social y humana, aunque diferentes entre si tienen algo en común: el preguntarse por el sentido, porque de la pregunta del sentido también deviene la pregunta y el acercamiento por lo bello y en cómo éste acercamiento se relaciona y desarrolla con la vida, porque es a eso a lo que el ser humano apunta para poder encontrarse a sí mismo. Lo bello no sólo es una aprecio de lo externo sino que a partir de este externo hago que la belleza nazca de mí mismo, porque el ser humano es bello ya de por sí pero necesita de un entorno en donde darse cuenta, necesita del otro para saber a qué y a dónde apunta esta belleza, no por algo tanto el fenómeno, el hombre primitivo y el arqueólogo ven belleza en todo lo que refiere a la experiencia espiritual y mística del hombre, porque es un acercamiento hacia el y hacia el mundo y entiende que lo que tiene sentido es sagrado, tanto él como su entorno son divinos y están ahí por un propósito, el de encontrar y despertar su belleza más íntima, la más auténtica, eso es el arte.

    ResponderEliminar
  18. Buenas tardes, mi nombre es Ashly Vásquez Chaparro.
    El tema tratado en este apartado me hace pensar en cunado me estoy mirando en el espejo y empiezo a divagar en mis pensamientos sobre lo que estoy viendo frente a mí, observo todo aquello que hace parte de mi en ese momento: mis zapatos, mis medias, mi pantalón o la falda que este usando, miro con atención la camisa que use o el vestido que decidí escoger ese día, pero olvido siempre el agregar accesorios como aretes o collares, al observar mi rostro el pensamiento parece detenerse para intensificarse ¿por qué me estoy observando?¿qué es lo que estoy viendo?¿solo observo cómo lusco o busco algo más dentro de lo que estoy viendo?

    ResponderEliminar
  19. En nuestra búsqueda constante de significado y propósito, nos encontramos en un viaje introspectivo hacia el corazón mismo de la existencia. Nos vemos enfrentados a la paradoja de la permanencia y el cambio, donde el regreso se convierte en una constante en nuestro camino vital. Cada regreso no es simplemente un retorno al punto de partida, sino una oportunidad para la renovación, para el crecimiento y la transformación. La filosofía se erige como nuestra guía en este viaje, ofreciendo una lente a través de la cual podemos examinar y comprender nuestra propia naturaleza, así como el universo que nos rodea. Nos invita a cuestionar, a explorar las profundidades de nuestra mente y a reflexionar sobre las preguntas fundamentales que dan forma a nuestra existencia. En esta exploración, nos encontramos con la dualidad entre lo tangible y lo intangible, entre lo que podemos percibir con nuestros sentidos y lo que reside en el reino de lo abstracto. ¿Es la realidad simplemente lo que podemos ver y tocar, o hay dimensiones más allá de nuestra comprensión que influyen en nuestra experiencia del mundo? La vida misma se convierte en el lienzo sobre el cual pintamos nuestros propios significados y propósitos. Es un baile entre la materialidad y la espiritualidad, entre la acción y la contemplación. Cada momento se convierte en una oportunidad para encontrar belleza y significado en lo aparentemente mundano, para descubrir la magia que se esconde en lo cotidiano.

    (Juan Camilo Fonseca Calle)

    ResponderEliminar
  20. La contemplación activa es una práctica fundamental para aprender a observar más allá de lo superficial en nuestro entorno. A menudo, nos acostumbramos tanto a lo que vemos cada día que dejamos de notar los pequeños cambios, las sutilezas que hacen que cada persona, objeto o situación sea única en su evolución. Cuando pasamos por alto estos detalles, perdemos la oportunidad de apreciar lo que realmente ocurre frente a nuestros ojos: el crecimiento, la transformación, o incluso el desgaste de aquello que consideramos estático.

    Contemplar algo no debería ser un acto fugaz ni automático, sino un ejercicio continuo que nos invita a descubrir los matices, los nuevos colores, formas y texturas que se despliegan ante nosotros. Esta atención renovada mantiene viva la curiosidad, alimenta la expectativa y nos permite conectar profundamente con el mundo. Las texturas, los paisajes y los objetos que hemos visto desde siempre pueden adquirir nuevos significados si los observamos con atención, dándoles el valor que merecen desde un lugar de respeto y admiración.

    ResponderEliminar
  21. Una constante es nuestra temporalidad, en el mundo, pues la consciencia auténtica nos acerca y nos adentra a la mortalidad, en ella la vida se nos presenta con todos los fenómenos que contribuyen a una reflexión del estar, una observación de existir hace que podamos dilucidar nuestra naturaleza humana.
    Existimos para descubrirnos, para llegar a levantar todas las capas metafísicas que hemos aceptado.
    ¿No es novedoso acaso permitirse en la actualidad construir un habitar para la permanencia de nuestro sentido en el mundo?
    La filosofía nos permite esta posibilidad pues ella nos lleva a actuar entendiendo nuestro estado en el mundo, a entender nuestro modo de ser en el mundo pero al mismo tiempo por medio de la reflexión transformándolo, la filosofía pletorica, la filosofía en el mundo, en la vitalidad, en el aceptar la humanidad se presenta cuando sabemos que este dia puede ser el último.

    ResponderEliminar
  22. Las Monulas representan esta unión dinámica entre mirar y ser mirado, entre percibir y comprender. Al invitarnos a elegir nuestras "texturas", nos recuerdan que nuestra percepción del mundo no es pasiva, sino creativa y participativa. El ojo, como metáfora de los sentidos y la conciencia, no sólo observa, sino que co-crea las esencias que contempla, renovándose a través de cada experiencia.

    Esta propuesta filosófica nos invita a habitar una cotidianidad más plena, donde lo esencial está en constante transformación. Mirar activamente no es sólo percibir, sino descubrir y celebrar la belleza que emerge en lo dinámico y naciente. Las Monulas, entonces, no son sólo un símbolo de visión, sino una guía hacia una vida más consciente, en sintonía con la esencia profunda del ser y del mundo.

    ResponderEliminar
  23. A los 87 años, mi perspectiva sobre la filosofía de Heidegger se enriquece con la experiencia acumulada de décadas de vida, en las que he presenciado cambios culturales, sociales y tecnológicos que transforman nuestra forma de ser-en-el-mundo. Heidegger, con su noción del Dasein, describe al ser humano como un ente capaz de comprender su existencia en relación con el tiempo, enfrentándose a su finitud y proyectándose hacia un futuro que siempre es incierto.
    Heidegger nos invita a "habitar" el mundo de manera auténtica, lo que implica mirar nuestra existencia no como un simple tránsito, sino como un espacio de posibilidades donde se revela el ser. En mi caso, cada día se convierte en una oportunidad para redescubrir esas "esencias renovadoras" de las que él habla. Los momentos cotidianos que, con frecuencia, pasamos por alto en la juventud adquieren una intensidad única al mirarlos con ojos atentos. La experiencia vital me ha enseñado que la autenticidad no es un estado al que se llega una vez, sino un movimiento constante, una lucha por permanecer abierto al mundo y a lo que este nos ofrece, incluso cuando el cuerpo y la memoria comienzan a limitarse.
    Sin embargo, reflexionar sobre Heidegger también exige reconocer los riesgos que sus ideas presentan al ser trasladadas al plano práctico. Su exaltación de la autenticidad y el retorno a las raíces del ser, aunque profundamente inspiradora en lo filosófico, puede ser usada como justificación de proyectos políticos excluyentes y peligrosos. La historia nos muestra cómo conceptos abstractos pueden ser interpretados de formas que desvían su intención original hacia fines que traicionan su profundidad ética. Su filosofía aunque rica en su dimensión existencial, nos advierte de la necesidad de acompañar cualquier búsqueda de autenticidad con una reflexión crítica y ética sobre sus implicaciones en el mundo real.
    La relación entre el ser y la nada que Heidegger desarrolla en su obra también adquiere un significado especial a mi edad. Enfrentarse a la propia finitud ya no es una idea abstracta, sino una presencia constante que, lejos de ser motivo de angustia, se transforma en una fuente de claridad. La nada no es un vacío aterrador, sino el horizonte contra el cual el ser cobra su mayor relevancia. Es en este límite donde las esencias ,las relaciones, los logros, incluso los momentos aparentemente triviales, se muestran en su verdadera profundidad. Vivir con la conciencia de esta finitud nos invita a apreciar el ser no como algo que poseemos, sino como algo que experimentamos en su incesante devenir.
    En este contexto, reflexiono también sobre los desafíos de la modernidad y cómo Heidegger critica el olvido del ser en un mundo cada vez más dominado por la técnica. A lo largo de mi vida, he sido testigo de cómo la tecnología transforma nuestra relación con el mundo, muchas veces alejándonos de una conexión más esencial con nuestra existencia. Sin embargo, también creo que Heidegger subestima la capacidad humana de integrar la técnica de manera que enriquezca, en lugar de empobrecer, nuestra relación con el ser. A mi edad, utilizo herramientas tecnológicas que extienden mis capacidades físicas y mentales, lo que me permite continuar participando en el mundo de manera activa y significativa.
    Finalmente, la filosofía de Heidegger no se queda en el terreno teórico, sino que dialoga directamente con la experiencia de vivir una vida larga y reflexiva. Su pensamiento me invita a mirar mi existencia con una mezcla de aceptación y curiosidad, a reconocer que, aunque los años avanzan, el ser se revela de maneras siempre nuevas. A través de esta mirada, la vejez no es un cierre, sino una etapa en la que las preguntas fundamentales del ser encuentran nuevas respuestas y en la que la apertura al mundo sigue siendo posible, incluso ante la cercanía de la nada. Es en esta relación activa con el ser donde encuentro no solo sentido, sino también alegría y renovación.

    ResponderEliminar
  24. Esta relación activa donde no encuentro solo el sentido sino el ser inspirado de alegría y renovación me invita a pensar mas en esta filosofía de Heidegger, que ayuda a cambiar el ser a vivir de la esencia de las cosas ese estado de la verdad por el cual mi existencia y mi vida tiene un proyecto de conectarme con el mundo y con lo que me rodea. Esta monula de la "esencia nos miran" es muy particular ya que me ha ayudado mucho en la practica de la filosofía a ser mas recursivo y a pensar diferente de los demás y llevar una vida de buena virtud escuchando quizás consejos que como docente también deberé aplicar a la hora de enfrentarme a los estudiantes y que eso hará parte de mi ser y de la esencia de disfrutar cada momento y vivir feliz haciendo lo que me gusta que es el ser docente, porque también ha sido satisfactorio todo este proceso y que me ha ayudado a reconoce bajo la experiencia docente la manera de aceptación y reconocer el mundo de la educación de una manera activa y significativa mi entorno, y es por eso que como filosofo no quiero ser un simple docente sino que también me gustaría experimentar dentro de la esencia el descubrir nuevos caminos en el mundo de hoy y ahora, descubrir el porque existimos, para que estamos hechos y también disfrutar el proceso.

    Es por eso que me quedo con lo esencial que nos pide Heidegger y es vivir en el ser el aquí y ahora viviendo cada experiencia de la vida acorde a nuestra naturaleza y felicidad, mas que expectativas disfrutar del momento y el estado abierto de la verdad descubriendo nuevos caminos y mundos a los cuales experimentar dentro de la filosofía sintiendo y percibiendo además la esencia de las cosas donde el ser y el tiempo me miren de una forma donde todo es una interpretación de mi ser revalorizando mas la vida y vinculándome con mi estilo de vida y la sociedad.

    DE SANTIAGO ANGULO BONILLA.

    ResponderEliminar
  25. Siento que texto y la clase nos enseña sobre el acto de la mirada no solo como una acción física de ver, sino como una elección activa que nos permite entrar en una relación profunda con el ser y el mundo. Heidegger nos habla de la importancia de la atención al ser, y cómo nuestra percepción del mundo no es un proceso pasivo, sino que implica una relación activa con el entorno. Las Monulas parecen simbolizar este proceso de reconocer lo que está más allá de la forma metafísica que tanto nos arraiga, aquello que le da sentido y existencia al mundo. La mirada, entonces, se convierte en una decisión, una elección consciente y deliberada sobre lo que decidimos ver y cómo nos relacionamos con ello.
    Se nos invita a pensar que nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos no es meramente un reflejo de lo externo, sino una transformación mutua. El ojo, al mirar, no solo descubre, sino que se convierte en parte de lo que observa, participando en la creación de la realidad que percibe. La percepción no solo nos muestra el mundo, sino que también nos transforma, ya que en la relación con lo observado, también nos vemos a nosotros mismos.
    La invitación a elegir activamente nuestras "propias texturas" y "nuestra propia belleza" refleja una visión heideggeriana de la autenticidad, en la que el ser humano, al decidir cómo se relaciona con el mundo, encuentra una forma de ser genuina y única. La belleza ya no es solo algo que se encuentra en las formas externas, sino en las esencias que subyacen a ellas, en las que siempre están naciendo y renovándose.

    ResponderEliminar
  26. Las monulas sugieren que la observación no se reduce a una operación mecanicista ni neutra, sino que constituye un acto capaz de generar una experiencia transformadora si se asume a partir de la plena conciencia. A menudo, en nuestra vida cotidiana, vemos la vida sin percibirla realmente, casi que prisioneros de una vida inerte y rutinaria. Las Monulas, desde su invitación a la «visión activa», pretenden entonces llamarnos a redescubrir la belleza de lo esencial, aquello que está más allá de las formas superficiales, y a vincularnos de forma auténtica -En el sentido Heideggereano- con aquello que nos rodea, todo eso inmediato y a veces ignorado.

    Este proceso «monular» me hace pensar sobre cómo nuestras percepciones dan forma a la relación que mantenemos tanto con el mundo como con nuestra mismidad. Esta mirada a la que somos convocados no es tan sólo un proceso de contemplación, sino una vía para el descubrimiento de la propia identidad. Al contemplar algo desde su naturaleza más intima lo que hacemos es permitir que este algo nos transfigure, que nos marque, y sólo es mediante este movimiento que nos hacemos semejantes a lo que miramos, tal y como sugieren las Monulas.

    Tal experiencia, presente en el simbolismo de la naturaleza monular, permite establecer un paralelismo con la conexión con el amor más puro y abnegado, un amor que implica mirarse mutuamente a partir de las esencias y no las superficialidades. El acto de mirar activamente pasa de ser un mero reconocimiento del otro, a una rendición, un intento de aprehender y aceptar desde la totalidad lo que realmente es "¿Quieres mirarme?" traduciría la necesidad de evocar un amor que, como el que evocan las Monulas, no busca poseer ni transformar, sino mimetizarse con el amado. Así, amar se convierte en un acto de contemplación y aceptación, un diálogo silencioso en el que la mirada y el alma se encuentran, gozando la belleza única no sólo del ser que se tiene adelante, sino del ser que ama mediante la observación del otro.

    Asimismo, me resulta incitante la invitación a elegir «nuestras propias texturas» y «nuestra propia belleza». Esta idea encierra dentro de sí una invitación particular: que somos libres de decidir nuestra forma de relacionarnos y de percibir el mundo. Y esa elección consciente es la única que nos permite encontrar belleza en la sencillez (en mi caso, no hay nada más bello que encontrar la paz en el silencio) y así poder seguir renovándonos en nuestro modo de estar en el mundo, abandonando la monotonía y adoptando la posibilidad de siempre poder mirar de nuevo.

    Entonces como nos plantean las Monulas, vivir significa existir porque si, es un acto diario que implica un compromiso con la vida misma mediante la participación de esta. En ese sentido, mirar es, además de observar, dejarse observar por la vida misma.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario