LAS MONULAS Y LA INMENSIDAD ÍNTIMA





Las texturas del mundo, al igual que nosotros, experimentan en su interior los procesos y los ciclos de la vida. Las texturas materiales e inmateriales nacen, crecen, quizás se reproducen, e inexorablemente mueren. Los árboles, las abuelas, los recuerdos, la tristeza, la taza de café. El ser de todas las cosas dialoga con el tiempo. En la inmensidad íntima de los átomos, de las almas, de los sentires, se extienden los más vastos misterios de la materia. Inmensidad inexcrutable en cada Monula que se acerca con el ser y el tiempo de su esencia a preguntarnos: Quieres mirarme nuevamente?

 

Comentarios

  1. La percepción de lo bello, la percepción por ojos del ser, alejados de toda metafísica. Dejando a un lado esas metafísicas que suelen permear el mundo, nos muestras las verdaderas texturas de las cosas. Percibir con los ojos del ser es ver con otra mirada, íntima y cercana, a las cosas. Por eso, nos invitan a contemplar de nuevo. La monula se acerca al ser y el tiempo de tal forma que la textura nos parece más cercana, que algo lejano y distinto.

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  2. Este saber expresa que no todo es para siempre: con ello, Nos hace reflexionar, pensar e interesarnos sobre lo que somos ahora; lo que tenemos y porque lo tenemos. Ya sea, un momento, una persona , incluso un dulce que se derrite en nuestra boca; son recuerdos y momentos que por más bellos o difíciles que sean terminan. y, solo nos queda pensar en lo que nos dejó y el porque las decidimos hacer.

    Vivir sin entender todo lo que nos rodea nos lleva a esa nostalgia y ese pesar del "¿por qué no me di cuenta que quería ver esa película? ¿por qué me quedé con esa persona?" Esto es lo que las monulas quieren darnos y hacernos entender que nuestro tiempo, el aquí y el ahora. Se debe mirar detalladamente. Es preciso contemplar lo sencillo; no importa cuántas veces lo mires. Lo que importa es el hecho de que ahora seas capaz de entenderlo y de hacerte uno con esas cosas que te rodean.

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  3. Dialogar con el tiempo, la eterna realidad del existir, la eterna realidad de la monula que siempre nos va a pregunta ¿quieres mirarme nuevamente? Porque justamente en cada segundo se desvanece algo de sí y algo también se renueva; Además, con ella nosotros. Por eso no pide verla porque siempre hay alguna esencia que ver y con la cual profundamente sentir.
    Dialogar con el tiempo en mi eterno presente porque es aquello que me permite ser, aceptarme y no perderme.

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  4. A lo largo de la vida vamos cambiando infinitamente y es algo que tenemos que aceptar y aprender a fluir con ello pues eso hace parte de nuestro crecimiento personal, entender que hoy algo nos puede gustar y mañana disgustar, entender que no somos seres estáticos en un mundo dinámico, si no que somos tan dinámicos como lo que nos rodea.
    Experimentar, fluir, y sentir nos permite disfrutar el estar-ahí de diversas maneras y entender que el cambio hace parte de nosotros.

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  5. "El ser de todas las cosas dialoga con el tiempo"
    Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos, un ciclo quizá corto, pero detengámonos en el concepto de crecer, porque allí radica la mirada distinta, una mirada intima de las cosas, de mi ser, del otro.
    Es que no simplemente es vivir, es vivir en plenitud, feliz y dichoso, vivir haciendo lo que amas, asimismo saber que todo en nosotros cambia, y a veces ni siquiera logramos entender el por qué de nuestras acciones o de nuestros sentimientos, pero es que es allí cuando nuestra mirada cobra sentido, cambiamos, pero ¿para qué? para dar una nueva interpretación, para reflexionar, para contemplar.

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  6. El mira dota de identidad para si, a lo que es mirado, pero esta identidad no puede ser estática pues ni el observador ni lo observado lo son, todas las cosas se encuentran en un constante flujo de determinación, acoplándose a las cuestiones de su entorno para seguir en su camino hacia lo que realmente es, dicho camino hacia el ser de la cosa parece no tener fin, por lo que en este fluir la identidad muta tanto para el que identifica como para el identificado.

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  7. Al referirse a inmensidad intima considero que se está tocando uno de los puntos más importantes en nuestra vida personal pues aquella intimidad viene a reconectarnos con el mundo acerca de lo que somos, de eso que muchas veces no mostramos bien sea por vergüenza o al contrario por que sentimos que es algo muy nuestro y que nadie mas merece tener.

    Esta intimidad lleva a muchas reflexiones desde lo más profundo de nuestro ser, a volver hacía un nuevo descubrimiento en dónde aprendes cosas nuevas y nos damos cuenta de aquellas que se deben mejorar, conectamos de nuevo con personas, momentos o cosas que habíamos pensado que quedaban atrás para siempre, en esta intimidad no vale el mentirnos a nosotros ni considerar que no es importante regresar a todo aquello sea bueno o malo que se ha vivido en el camino ya recorrido.

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  8. Es posible cargar con el hogar para muchos lados. Desde la experiencia personal, las botas de campo, las guerreras con las que se hace senderismo, son las que dejan un mensaje moral. Dentro de todos los zapatos, estas botas son las compañeras de aventuras. Tienen que soportar la variedad climática, el peso, el cansancio y sobre todo las trochas, el camino. Son pacientes antes de la aventura, porque no suelen usarse para el diario, y también lo son cuando salen al ruedo. Resisten el paso, las dificultades. Son fuertes. Y, sin embargo, están en ese rincón mirando día a día con la esperanza de salir de nuevo y conocer otro paisaje ¿Qué sería del pie sin su protección? Ciertamente, el pie tendría que arreglárselas para el combate, pero sí que facilita el andar estas botas.

    Marian Alfonso

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  9. La película "Valiente", una creación de Disney, de alguna manera evoca la importancia de nuestra existencia y nuestro sentir. En ella, el tejido de la existencia se despliega como un inmenso tapiz, reflejando la fenomenología de la vida. Sus hilos se entrelazan en un ballet eterno de nacimiento, crecimiento, decadencia y eventual desaparición y aunque estos dos últimos conceptos pueden no ser tan evidentes en la película, en el ciclo mismo de vivir resuena aún con más intensidad con una esencia profunda, manifestándose en cada átomo, en cada pensamiento, en cada momento, en cada fenómeno, en cada latido del corazón y en cada emoción que experimentamos.
    Estos momentos efímeros y fugaces están inmersos en un diálogo con el tiempo. Nuestra intencionalidad se encargará de hacer su trabajo; el presente, pasado y futuro se alinearán en nuestra conciencia para convertir lo más mínimo en algo majestuoso. Así, un momento tan simple como ver una taza de café al despertar se vuelve sublime. Al final, convirtiendo cada momento en un complejo, pero completo tejido.
    La fenomenología de las Monulas nos invita precisamente a contemplar esta belleza efímera y fugaz de nuestro entorno. Ellas nos desafían a detenernos, a apreciar la complejidad y la fragilidad de la vida en todas sus manifestaciones. Porque es en lo efímero donde encontramos una profunda conexión con nuestra humanidad y nos invita a reconocer “al otro”.

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  10. En el tejido de la cotidianidad, se entreteje una constante vuelta, un retorno que no es simplemente un regreso al origen, sino un redescubrimiento, una renovación constante en el flujo incesante del tiempo. Este vaivén entre el pasado y el presente, entre lo conocido y lo desconocido, nos invita a reflexionar sobre el significado último de nuestra existencia. La filosofía, con sus preguntas sin respuesta y sus enigmas sin resolver, se convierte en nuestra compañera de viaje en esta travesía por el laberinto de la vida. Nos sumerge en un mar de incertidumbre y nos desafía a explorar las profundidades de nuestro ser, a cuestionar nuestras creencias más arraigadas y a desafiar las fronteras de lo posible.

    En este viaje de autodescubrimiento, nos enfrentamos a la dualidad de lo tangible y lo intangible, de lo material y lo espiritual. Nos encontramos con la paradoja de que, aunque nuestras vidas están arraigadas en lo concreto y lo físico, también están imbuidas de significado y propósito más allá de lo que podemos ver y tocar. La vida misma se convierte en un lienzo en blanco sobre el cual proyectamos nuestros sueños, nuestras aspiraciones y nuestros anhelos más profundos. Es un viaje de autodescubrimiento, de crecimiento y de transformación constante, donde cada paso nos acerca un poco más a comprender el misterio último de nuestra existencia. En este constante fluir de la vida, encontramos la verdadera esencia de la felicidad, la alegría y la realización. Nos sumergimos en la belleza del momento presente, en la riqueza de las experiencias compartidas y en la profundidad de las relaciones humanas. Nos damos cuenta de que la verdadera riqueza de la vida no reside en la acumulación de bienes materiales, sino en la conexión con los demás y con el mundo que nos rodea. En última instancia, descubrimos que el significado de la vida no se encuentra en las respuestas que buscamos desesperadamente, sino en las preguntas mismas, en la búsqueda misma de significado y propósito. Es en el acto de filosofar, de explorar las profundidades de nuestro ser, que encontramos la verdadera realización y la verdadera plenitud en la vida.
    (Juan Camilo Fonseca Calle)

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  11. Las texturas del mundo, tanto tangibles como intangibles, son portadoras de una profunda simbiosis con los procesos y ciclos de la vida. En su seno, emergen y se despliegan las etapas características del existir: nacimiento, crecimiento, quizás reproducción y, en última instancia, la inevitable muerte. Esta secuencia vital se manifiesta en una multiplicidad de formas, desde los robustos árboles hasta los delicados recuerdos que atesoramos en la memoria.

    El diálogo entre el ser y el tiempo se revela como un eje fundamental que atraviesa la esencia de todas las cosas. En la trama íntima de los átomos, las almas y los sentimientos, se despliegan los enigmas más profundos de la materia y la existencia misma. Es en esta inmensidad insondable donde se encuentran los misterios más vastos y complejos, desafiando nuestra comprensión y llamándonos a explorar las profundidades de nuestro ser y del universo que habitamos.

    Cada elemento, desde la majestuosidad de un árbol hasta la efímera tristeza que nos embarga, nos invita a contemplar la naturaleza cíclica y cambiante de la vida. En cada "Monula" que se presenta ante nosotros, con su ser y su tiempo entrelazados en una danza única, encontramos la oportunidad de reflexionar sobre nuestra relación con el mundo que nos rodea. ¿Queremos mirar nuevamente? Esta pregunta nos insta a contemplar con renovada atención y apertura, reconociendo la belleza y la complejidad de cada instante fugaz que conforma nuestra existencia.

    (José Alzate)

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