LAS MONULAS Y EL BOSQUE DEL SER


No es la ciudad. No es el lugar de mapas, calles y carreras donde todo es definido y claro, donde el hombre se ha convertido en turista, en seguro ciudadano, en miedoso pensador.

Es el bosque. El lugar de los caminos inciertos y los senderos misteriosos. Es el bosque. Es mi ser. El lugar de las hadas bellas y los duendes inmundos. El lugar en el que puedo perderme en la inmundicia o encontrarme con la maravilla.

No es la ciudad donde el pensamiento racional quiere respuestas y humanidad inteligente. Es el bosque... El lugar del pensar-pensante heideggeriano... El lugar donde de nada sirve ser inteligente, pero dónde me salva ser perceptivo y agudo con mi mirada. El lugar por excelencia de las preguntas. Quien en el bosque no pregunte, morirá, se perderá, lo devorará la espesura. 

Antes que la ciudad, debemos aprender a habitar el bosque. 
Antes que ciudadanos, somos seres... Seres con tiempo...tiempos....

Algo por decir de tu bosque?
Heidegger nos invita a empezar la bella travesía por los Caminos del Bosque...por los Senderos del Campo.


 

Comentarios

  1. Dentro de la existencia, el bosque puede ser entendido como un sin sentido, ya que, se rompe, se quiebra la conceptualización que durante mucho tiempo se ha tenido determinada y bajo control. Para explicar un poco lo del sin sentido, este no debe ser entendido como un aspecto negativo o la perdida de nuestro ser, de nuestro yo; si no que, por el contrario, este refiere a la apreciación más profunda de nuestra existencia, ya que le permite transitar al hombre por su verdadero ser, pues, en última instancia, el sin sentido es el que nos permite a todos desprendernos de ese control y esa materialidad, que en el fondo, causa el sufrimiento. Dicho esto, el bosque resulta ser un sin sentido que le provee gran valor a nuestra existencia, ya que es aquí donde se conoce, realmente, la vida, y, por ende, sus diferentes variables, es decir, las transformaciones del ser. Por último, el bosque representa lo que no está definido pero que, de cierta manera, nos define; finalmente, resulta ser algo muy simple en un mundo lleno de conceptualizaciones y control (seguridad).

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  2. Es algo hermoso toparse con un autor como Heidegger y adentrarse en el tema del bosque, porque permite un acercamiento con uno mismo, ya que ese bosque es un lugar donde la presencia del ser humano es mínima y donde la naturaleza se muestra en su plenitud. También es un lugar que permite al ser humano experimentar la verdad del ser, es decir, el sentido profundo de su propia existencia. Además, Heidegger afirma que el bosque es un lugar que nos muestra la temporalidad del ser humano, que cambia constantemente a lo largo del tiempo, y que la persona se ve a sí misma como parte de este proceso de cambio y transformación y así ve la finitud de la propia existencia.
    Para lograr comprender esa existencia, él desarrolló la idea de que el ser humano es un ser en el mundo, y que la comprensión del ser se encuentra en la relación que mantenemos con nuestro entorno, y para eso mismo sirve el bosque, que no es simplemente un espacio físico, sino que es un lugar lleno de significado, un lugar que nos conecta con algo más grande que nosotros mismos.
    Hay bosques en todo el mundo que hay que buscar, entrar, encontrarnos.

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  3. Jorge Steven Prieto Villanueva8 de marzo de 2023, 7:20

    Heidegger encuentra en el bosque una calma, un lugar en donde todo se hace diferente, no está el estrés de la ciudad, no hay mapas para poder ubicarse en determinado punto; en el bosque podemos perdernos y cuando nos perdemos sale a flote lo que realmente somos, pensamos y sentimos, es adentrarnos en lo que somos realmente, mientras que en la ciudad se encuentran un montón de etiquetas que nos hacer "ser" quienes somos frente a una gran público de espectadores como lo son aquellos que residen en la ciudad esta etiquetas no son más que algo que en diferentes ocasiones ni queremos ser, mientras que en el bosque, así como Heidegger podemos hacer un verdadero análisis de aquello que somos, en donde nos encontramos y nos perdemos una y otra vez casi como si de círculo se tratara. En su bosque Heidegger escribió varias obras, en la Selva Negra, quizás debemos encontrar el nuestro para poder darnos cuenta de aquello que está dentro de nosotros e incluso más allá.

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  4. "El bosque da miedo jajaja" - Marylin Velandia Cárdenas

    Ya una vez puesto el título de mi comentario, quiero desarrollarlo con poca profesionalidad. Sea quien seas, habrá un momento en el cual, quiera o no, tendrás que irte a vivir al bosque por un tiempo, la seguridad se va como una cometa que no sujetaste bien en el mes de agosto. Lo que pasa es que nunca nos prepararon para ese momento, desde el momento de nuestro nacimiento nos hemos estado formando según lo que nos enseña nuestro entorno y este entorno siempre nos ha dicho que hacer y como ser. Pero bueno, dejando de lado esta gran tragedia, Heidegger hace una invitación que es ir al bosque a encontrarnos con nosotros mismos y no es una tarea bonita, pues nadie, absolutamente, nadie nos puede decir quienes somos y por eso tendremos que caminar por el bosque encontrándonos perdidos. Me gustó pensar esto como la búsqueda de identidad en la que tenemos que caminar por todos las vías posibles y esto trata de atreverse a conocer y probar que es lo que te gusta y que es lo que no. En este momento de "prueba" es cuando más debemos ser fuertes porque nos podemos equivocar, nos podemos equivocar de carrera, nos podemos equivocar de pareja, incluso nos podemos equivocar al vernos en el espejo como lo que creemos que somos. Y está bien, siempre hay un checkpoint en el cual podemos volver a empezar, ya que sin importar que pase, siempre me va a gustar algo en específico, ese es mi checkpoint que siempre que me siento inmersa en el bosque busco el olor a pino como mi gusto fijo que me lleva a mi pasado, a mi presente y a mi futuro. El problema es cuando, una vez aceptado mi pasado y comprendo mi presente, me enfrento al futuro ¿Quién quiero ser? Y esta pregunta surge cuando me encuentro con mis duendes esos malos hábitos, defectos y arrepentimientos, lo único que puedo hacer frente a ellos es decirles: "No quiero volver a ser así, a actuar así. Quiero ser mejor y puedo ser mejor." Esto me ayuda a encontrar quien fui, quien soy y quien quiero ser lejos de materialidades, si no de desarrollo personal. Da miedo, sin duda da miedo enfrentarse al pasado y a tantos duendes, pero es necesario enfrentarse ahora a ellos porque van a volver y nos van a perseguir cada que se dé la oportunidad. Por esta razón, hay que saber quienes somos para ya saber todos los caminos del bosque y las bestias que tenemos en el.

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  5. Una rutina, miles de deberes por cumplir, horarios por planear, tareas por plantear y razones para vivir. La ciudad es un mapa que nos indica siempre aquello que podemos y lo que no podemos hacer, estereotipos de una vida que vale la pena ser vivida dependiendo de qué tipo de turista deseas ser. El hombre siempre apunta a salir de lo que conoce, compra boletos de avión para ser turista de tierras lejanas y permearse de la cultura y costumbres que allí se encuentran, pero nunca piensa en abandonar este impulso colectivo para comprender lo que implica realmente ser él mismo. Fuera de la ciudad llena de problemas universitarios y vida social, ruidos de autos y contaminación, problemas sociales y culturales, presencio cada noche en la soledad de mi habitación un encuentro con el bosque, un momento en el que el Ser mismo se extravía por renunciar a la idea de querer lograr algo y abre sus puertas al sinsentido de lo que implica existir, de lo que implica ser y estar, de lo que implica su misterio.

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  6. El bosque, esa dimensión perdida para nosotros los citadinos pero tan patente para los que pernoctan, debemos permitirnos ir a pasear al bosque, si es necesario tropezar con una que otra raíz y chocarnos con una que otra rama, dejar que alguna bestia nos aceche y aprender a domarla tan solo para descubrir que más dentro donde el claro de luz no llega aguardan todas sus crías sin domesticar y que igualmente, cuando crezcan, vendrán a acechar hasta que aprendamos el ejercicio del pastoreo, ya no para guiar ovejas sino bestias que hemos ido domando durante la travesía en el bosque. No hay que olvidar que hay bellotas de olor delicioso y penetrante para el olfato regadas por el piso, las cuales a veces pateamos, pero cuando nos paramos a oler nos relajan en el bosque, nos permiten cerrar los ojos para deleitarnos con su olor y hacer así de la oscuridad del bosque la oscuridad de nuestros ojos.

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  7. La metáfora del bosque en Heidegger busca poner en evidencia la necesidad de buscar el ser, sobre todo, desde lo mas intimo de sí, de ahí que el bosque sea la figura de la incertidumbre, dónde allí se descubren cada vez más caminos que componen lo que es el ser. La misión del hombre, sería según esto, adentrarse en este mundo boscoso que se contrapone con la constitución de seguridad que da la metáfora de la ciudad, de ahí que la figura del peregrino que es capaz de dar vueltas en círculos admirando desde la belleza, el asombro y la conciencia aquellos aspectos que son la autenticidad del ser.
    El poder adentrarse allí, como el peregrino es una labor complicada en esta época marcada por el confort de la ciudad, de las tradiciones, ideologías y la ingenuidad sobre estas, porque es enfrentarse a todas esas luces y oscuridades que habitan en el ser, lo que el miedo, la ansiedad de los bosquejos en todas sus formas que se presentan nos hacen conocer nosotros de manera autentica.
    Con esto dicho, es necesario hacer una reflexión sobre aquello que somos, lo que nos constituye, lo que conforma nuestro ser, porque allí pueden estar las respuestas de aquello que nos preguntamos sobre nosotros mismos ante la presión que ejerce la ciudad como aquella que parece formarnos en la superficie del ser y no en este tan cual, valorando solo sobre lo que esta hace y no en la autenticidad tal cual. Es una invitación a explorar el bosque, recorrer nuevos caminos, los que ya están constituidos y aquellos que también se van borrando.

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  8. El Bosque y La cabaña son dos ideas importantes que acompañan el pensamiento de la "pretendida Filosofía" de Martin Heidegger. Ambas quieren expresar lo mismo: lo fundamental de la soledad y el silencio. La ciudad se caracteriza por espacios comunes de aglomeración y ruidosas calles que le destrozan en tumbos de dembows y gritos los pensamientos personales o siquiera cualquier pretensión que se tenga para reflexionar.
    Lo que quiere decir Heidegger es que la ciudad no es un lugar propicio para el trabajo filosófico precisamente porque no permite al hombre la soledad y el silencio. En su texto sobre la provincia dice que el trabajo filosófico no empieza sino cuando la oscuridad cubre la montaña y el silencio se vuelve el lenguaje del bosque. Porque solo entonces nada distrae, nada altera, solo se tiene el silencio y la propia existencia. Nada más. Vallejo expresaba esta misma situación, "queiro perderme por falta de caminos" y es que el bosque nada está visto de antemano, todo parece permanecer en su pureza y por lo tanto lejos de esos caminos, que podríamos llamar "precomprensiones" . En el bosque nada está precomprendido, todo sucita una nueva búsqueda por el significado, la palabra busca airadamente abrazar ese ente y darle calor, cercanía.
    La pregunta que interroga por el sentido del ser no puede responderse en un lugar donde todos los caminos están señalando algo de antemano, antes bien, no puede sino responderse desprendiéndose de todo lo que el camino ha señalado previamente, y tomar la pregunta desde la perspectiva de la pureza. Cómo expresaría Heidegger: la esencia de las cosas solo aparece en la soledad. En el tránsito de allá abajo (ciudad) hasta el aquí arriba (el campo) o lo mismo desde lo bajo del ente, hasta lo elevado del ser.

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  9. El temor es algo que siempre ha acompaña la vida, vamos por ahí resguardándonos e intentado persuadir a otros de algo tan aparentemente sencillo como lo es vivir Sin embargo, para enfrentar este miedo es necesario conocer el ser y poder amarlo, saber todos los cambios que pueden surgir. Aquellos pensamientos se ven encerrados en los mapas de la ciudad, todo tan aparentemente perfecto, una vida cuadrada para vivir, un calendario que dice con exactitud cada uno de lo movimientos de los años, una cartografía perfecta que distingue los “caminos” precisos para llegar a mis metas, así se encuentra una gran parte del mundo, afanados por proyectos y facturas que no aparecen en la cartografía. No obstante, hay un lugar que parece terrorífico, aquel lugar que se esconde en lo más profundo de la vida, un osque con senderos y luces que acompaña la existencia de formas inexplicables, aquel lugar es el bosque, hogar de criaturas, de incertidumbre pero de senderos que guían de la forma más exacta, y es que Heidegger no se equivoca al decir que el silencio y la profundidad son lo principal para poder habitar. Que mis raíces crezcan en aquellas penumbra son lo que me permiten continuar, la solución no es estar en la ciudad, en la contaminación, en la aparente solidez, el habitar del ser debe estar en lo enigmático.
    La vida no eta prevista para todo, el tiempo es solo un acompañante, los pequeños destellos de sol calientan el alma, pero otras veces pierdo el rumbo, y está bien estar perdido, solo se debe saber vivir con ello, se debe ser consiente de aquellas oscuridades que me perturban, en la ciudad se debe ser perfecto y metódico, en el bosque solo habita mi ser y aquellos detalles que peregrinan en la existencia.
    El ser es simplemente habitar en aquel bosque, no olvidarnos del ser, ya que este provee el estar ahí, yo vivo para recordar mi ser, no para olvidarlo en la ciudad. <3

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  10. Maribel Becerra Gómez12 de marzo de 2023, 14:05

    En el bosque de cada uno de nosotros podremos acercarnos a nuestro ser, se trata de la máxima aventura de esta vida, es un camino largo por recorrer, en donde necesitamos alejarnos de la ciudad, de lo sólido y rígido, de todo lo impuesto socialmente que nos hace ver al ser humano sólo como ente y no como ser. Mediante los senderos del bosque nos introduciremos en la incertidumbre y en el misterio, para que nosotros mismos podamos recorrer esos caminos y nos podamos encontrar, sin embargo, nadie dijo que se trataría de un recorrido fácil, nos podemos tropezar y perder, pero por esto mismo es que la experiencia del bosque nos permite tener mejor resistencia y valor. Entre el camino oscuro y misterioso de nuestro bosque encontraremos partes de nosotros que nunca esperamos que existieran, habrán elfos negros y bestias, pero tenemos que saber de su existencia para encontrar la forma de lidiar con ellos.
    La búsqueda del ser también se encuentra relacionado con el tiempo, es decir que no hay ser sin el reconocimiento de mis temporalidades ontológicas, cada uno de nosotros están constituido por múltiples temporalidades, en general el ser es selectivo con su misterio y hay momentos de la vida que nos constituyen.
    Cuando permanecemos en la ciudad, es muy probable que nos cerremos a la idea de introducirnos en el bosque, muchas veces por miedo o simplemente desinterés, la sociedad tan acelerada y superficial en la que vivimos nos puede hacer perder el rumbo hasta nuestra cabaña en el bosque, por eso es importante tener en cuenta que como personas no somos sólo entes, sino que aquello que nos identifica y nos hace ser diferentes a cada uno de nosotros es quienes somos como ser.

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  11. Nubia Yanneth Gonzalez Zambrano13 de marzo de 2023, 18:13

    Es difícil encontrarse en un mundo tan caótico, con ciudades sumergidas en la inmediatez y los conflictos, y así parece que el hombre no está listo para introducirse en el bosque, el miedo siempre está ahí presente y arriesgarse a encontrar lo necesario en lo desconocido está al límite, y es curioso porque hay cosas absurdas a las que el hombre no le teme, pero cuando se trata de la verdad es cuando más se asusta y huye.
    ¿Cuál es entonces, el lugar ideal del hombre? ¿Cuál es la cabaña perfecta? El hombre sí que necesita un cambio, lo sabe, pero no lo intenta puesto que, tiende a protestar, pero no a progresar, pide reflexión, pero con tan sólo un disgusto el término criticar le queda más que justo. Así que, es momento de escuchar, aunque a veces confusas, muy sabias las palabras de Heidegger, buscar un pequeño lugar con aroma dulce y hogareña, con rotunda paz y tranquilidad, donde las experiencias se hagan cada vez más intensas y valiosas, un lugar donde apreciar sea valorar, pero sobre todo donde nuestro ser sea la cúspide de nuestra montaña.
    Desde luego, que hay que dibujar un mapa de sueños, recuerdos y deseos, allí el espacio se convertirá en uno sólo.

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  12. El bosque es esa oportunidad de ensimismarse, es posibilidad de volverse con uno mismo, en donde entiendo que Heidegger pretende enseñar el como este no es un lugar en particular sino que se encuentra dentro de las posibilidades de cada uno, un mundo en donde nada le limita, es decir no aparecen aquellas limitaciones de la ciudad, con sus limitaciones, con sus bordes y todo ellos, sino que este es un espacio donde el movimiento es libre en donde se puede ir a cualquier lugar sin reglas ni límite donde se oxigena paz y dulzura con el sonido único del silencio, es aquí en este lugar donde podemos testimoniar con certeza y darnos cuenta lo que realmente somos, siente testigos de nuestro interior y descubriendo un espacio más allá de lo que alcanzan nuestros sentidos.

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  13. Cada mañana es un espacio del pensarse a sí mismo, de pensar el presente en un futuro, esta posibilidad nos adentra en un camino profundo, donde los miedos, inquietudes e incertidumbre sobre nosotros mismos nos acoge en un rasgo de infelicidad, infelicidad sí nos dejamos perseguir por modas pasajeras y tendencias estúpidas que no provocan en nosotros un cambio real, ese sin sentido que nos persigue da un resultado evidente cuando nuestra esencia es desconocida, cuando la pregunta por nuestro comportamiento, naturaleza y esencia no se cuestionan. El bosque es sin más un reconocimiento de las compulsiones más carnales y salvajes, ese reconocimiento de una naturaleza intacta que no es entendida, que no posee ninguna razón y que por algún motivo deja entrever la mínima posibilidad de ver un "Dasein" mortal, de ese hombre que se cuestiona sobre el suicidio de su mente, de la pobreza de su vida y riqueza de los profundos cuestionamientos que lo llevan a límites insospechados, esa felicidad en un sin sentido primitivo, es la coca- cola de la vida, es dañina pero a su vez hermosa, vivimos para finalmente morir y en definitiva es un juego perdido que consiste de darle significado y sentido. El bosque ejemplifica el orden natural, mortal y desconocido que significa la vida, y aun más importante la pregunta por estas cuestiones.

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